martes, 30 de septiembre de 2008



PRIMER TEXTO PARA ANALIZAR


LA EDUCACIÓN ENCIERRA UN TESORO



Informe a la UNESCO de la Comisión

Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI(Compendio)


Miembros de la Comisión Jacques Delors, Presidente L a e d u c a c i ó n o l a u t o p í a n e c e s a r i a Frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituyen instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social. Al concluir sus labores, la Comisión desea por tanto afirmar su convicción respecto ala función esencial de la educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, no como un remedio milagroso —el «Abrete Sésamo» de un mundo que ha llegado a la realización de todos estos ideales— sino como una vía, ciertamente entre otras pero más que otras, al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, etc. La Comisión desea compartir con el gran público esta convicción mediante sus análisis, sus reflexiones y sus propuestas, en un momento en que las políticas de educación son objeto de vivas críticas o son relegadas, por razones económicas y financieras, a la última categoría de prioridades. Quizá no sea necesario recalcarlo, pero la Comisión ha pensado ante todo en los niños y los adolescentes, en aquellos que el día de mañana tomarán el relevo de las generaciones adultas, demasiado inclinadas a concentrarse en sus propios problemas. La educaciones también un clamor de amor por la infancia, por la juventud que tenemos que integrar en nuestras sociedades en el lugar que les corresponde, en el sistema educativo indudablemente, pero también en la familia, en la comunidad de base, en la nación. Hay que recordar constantemente este deber elemental para que inclusive las decisiones políticas, económicas y financieras lo tengan más en cuenta. Parafraseando las palabras del poeta, el niño es el futuro del hombre. Al final de un siglo caracterizado por el ruido y la furia tanto como por los progresos económicos y científicos —por lo demás repartidos desigualmente—, en los albores de un nuevo siglo ante cuya perspectiva la angustia se enfrenta con la esperanza, es imperativo que todos los que estén investidos de alguna responsabilidad presten atención a los objetivos y a los medios de la educación. La Comisión considera las políticas educativas como un proceso permanente de enriquecimiento de los conocimientos, de la capacidad técnica, pero también, y quizás sobre todo, como una estructuración privilegiada de la persona y de las relaciones entre individuos, entre grupos y entre naciones. Al aceptar el mandato que les fue confiado, los miembros de la Comisión adoptaron explícitamente esta perspectiva y, apoyados en argumentos, destacaron la función central de la UNESCO, conforme ala idea fundacional que se basa en la esperanza de un mundo mejor, capaz de respetar los derechos del hombre y la mujer, practicar el entendimiento mutuo y hacer del progreso del conocimiento un instrumento de promoción del género humano, no de discriminación. Sin duda para nuestra Comisión resultaba imposible superar el obstáculo de la extraordinaria diversidad de las situaciones del mundo a fin de llegar a análisis válidos para todos y a conclusiones también aceptables por parte de todos. Sin embargo, la Comisión trató de razonar dentro de un marco prospectivo dominado por la mundialización, de seleccionar las buenas preguntas que se nos plantean a todos, y de trazar algunas orientaciones válidas a nivel nacional y a escala mundial. El marco prospectivo Este último cuarto de siglo ha estado marcado por notables descubrimientos y progresos científicos, muchos países han salido del subdesarrollo y el nivel de vida ha continuado su progresión con ritmos muy diferentes según los países. Y, sin embargo, un sentimiento de desencanto parece dominar y contrasta con las esperanzas nacidas inmediatamente después de la última guerra mundial. Podemos entonces hablar de las desilusiones del progreso, en el plano económico y social. El aumento del desempleo y de los fenómenos de exclusión en los países ricos son prueba de ello y el mantenimiento de las desigualdades de desarrollo en el mundo lo confirma.1(1. Según estudios de la UNCTAD, el ingreso medio de los «países menos adelantados» (560 millones de habitantes) está disminuyendo, y se situaría en 300 dólares anuales per cápita, en comparación con 906 dólares en los demás países en desarrollo y 21.598 dólares en los países industrializados.)Desde luego, la humanidad es más consciente de las amenazas que pesan sobre su medio ambiente natural, pero todavía nos e ha dotado de los medios para remediar esa situación, a pesar de muchas reuniones internacionales, como la de Río, a pesar de graves advertencias consecutivas a fenómenos naturales o a accidentes tecnológicos. De todas formas, el «crecimiento económico a ultranza» no se puede considerar ya el camino más fácil hacia la conciliación delprogreso material y la equidad, el respeto de la condición humana y delcapital natural que debemos transmitir en buenas condiciones a lasgeneraciones futuras.¿Hemos sacado todas las conclusiones, tanto respecto a lasfinalidades, las vías y los medios de un desarrollo duradero comorespecto a nuevas formas de cooperación internacional? ¡Ciertamenteno! Y éste será entonces uno de los grandes desafíos intelectuales políticos del próximo siglo. Esta constatación no debe llevar a los países en desarrollo a descuidar los motores clásicos del crecimiento, y concretamente el indispensable ingreso en el mundo de la ciencia y la tecnología con todo lo que ello implica de adaptación de las culturas y modernización de las mentalidades. Otro desencanto, otra desilusión para quienes vieron en el final de la guerra fría la perspectiva de un mundo mejor y pacificado. No basta repetir, para consolarse o encontrar justificaciones, que la Historia es trágica. Todo el mundo lo sabe o debería saberlo. Si la última gran guerra ocasionó 50 millones de víctimas, cómo no recordar que desde 1945 ha habido unas 150guerras que han causado 20 millones de muertos, antes y también después de la caída del muro de Berlín. ¿Nuevos riesgos o riesgos antiguos? Poco importa, las tensiones están latentes y estallan las entrenaciones, entre grupos étnicos, o en relación con injusticias acumuladas en los planos económico y social. Medir estos riesgos y organizarse para prevenirlos es el deber de todos los dirigentes, en un contexto marcado por la interdependencia cada vez mayor entre los pueblos y por la mundialización de los problemas. Pero, ¿cómo aprender a vivir juntos en la «aldea planetaria» si no podemos vivir en las comunidades a las que pertenecemos por naturaleza: la nación, la región, la ciudad, el pueblo, la vecindad? El interrogante central de la democracia es si queremos y si podemos participar en la vida en comunidad. Quererlo, no lo olvidemos, dependedle sentido de responsabilidad de cada uno. Ahora bien, si la democracia ha conquistado nuevos territorios hasta hoy dominados por el totalitarismo y la arbitrariedad, tiende a debilitarse donde existe institucionalmente desde hace decenas de años, como si todo tuviera que volver a comenzar continuamente, a renovarse y a inventarse de nuevo. ¿Cómo podrían las políticas de la educación no sentirse aludidas por estos tres grandes desafíos? ¿Cómo podría la Comisión no recalcaren qué pueden estas políticas contribuir a un mundo mejor, a un desarrollo humano sostenible, al entendimiento mutuo entre los pueblos, a una renovación de la democracia efectivamente vivida? las tensiones que han de superarse. A este fin conviene afrontar, para superarlas mejor, las principales tensiones que, sin ser nuevas, están en el centro de la problemática del siglo XXI. La tensión entre lo mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadano del mundo sin perder sus raíces y participando activamente en la vida de la nación y las comunidades de base. La tensión entre lo universal y lo singular: la mundialización de la cultura se realiza progresivamente pero todavía parcialmente. De hecho es inevitable, con sus promesas y sus riesgos, entre los cuales no es el menor el de olvidar el carácter único de cada persona, su vocación de escoger su destino y realizar todo su potencial, en la riqueza mantenida de sus tradiciones y de su propia cultura, amenazada, si no se presta atención, por las evoluciones que se están produciendo. La tensión entre tradición y modernidad pertenece a la misma problemática: adaptarse sin negarse a sí mismo, edificar su autonomía en dialéctica con la libertad y la evolución de los demás, dominar el progreso científico. Con este ánimo conviene enfrentarse al desafío de las nuevas tecnologías de la información. La tensión entre el largo plazo y el corto plazo, tensión eterna pero alimentada actualmente por un predominio de lo efímero y de la instantaneidad, en un contexto en que la plétora de informaciones y emociones fugaces conduce incesantemente a una concentración en los problemas inmediatos. Las opiniones piden respuestas y soluciones rápidas, mientras que muchos de los problemas encontrados necesitan una estrategia paciente, concertada y negociada de reforma. Tal es precisamente el caso de las políticas educativas. La tensión entre la indispensable competencia y la preocupación por la igualdad de oportunidades. Cuestión clásica, planteada desde comienzo de siglo a las políticas económicas y sociales y a las políticas educativas; cuestión resuelta a veces pero nunca en forma duradera. Hoy, la Comisión corre el riesgo de afirmar que la presión de la competencia hace olvidar a muchos directivos la misión de dará cada ser humano los medios de aprovechar todas sus oportunidades. Esta constatación nos ha conducido, en el campo que abarca este informe, a retomar y actualizar el concepto de educación durante toda la vida, para conciliar la competencia qué estimula, la cooperación que fortalece y la solidaridad que une. La tensión entre el extraordinario desarrollo de los conocimientos y las capacidades de asimilación del ser humano. La Comisión no resistió a la tentación de añadir nuevas disciplinas como el conocimiento de sí mismo y los medios de mantener la salud física y psicológica, o el aprendizaje para conocer mejor el medioambiente natural y preservarlo. Y sin embargo los programas escolares cada vez están más recargados. Por tanto, será necesario escoger, en una clara estrategia de reforma, pero a condición de preservar los elementos esenciales de una educación básica que enseñe a vivir mejor mediante el conocimiento, la experimentación y la formación de una cultura personal. Por último, la tensión entre lo espiritual y lo material, que también es una constatación eterna. El mundo, frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene sed de ideal y de valores que vamos a llamar morales para no ofender a nadie. ¡Qué noble tarea de la educación la de suscitaren cada persona, según sus tradiciones y sus convicciones y con pleno respeto del pluralismo, esta elevación del pensamiento y el espíritu hasta lo universal y a una cierta superación de sí mismo! La supervivencia de la humanidad —la Comisión lo dice midiendo las palabras— depende de ello. Pensar y edificar nuestro futuro común Nuestros contemporáneos experimentan una sensación de vértigo al verse ante el dilema de la mundialización, cuyas manifestaciones ven y a veces sufren, y su búsqueda de raíces, referencias y pertenencias. La educación debe afrontar este problema porque se sitúa más que nunca en la perspectiva del nacimiento doloroso de una sociedad mundial, en el núcleo del desarrollo de la persona y las comunidades. La educación tiene la misión de permitir a todos sin excepción hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creación, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de sí mismo y realizar su proyecto personal. Esta finalidad va más allá de todas las demás. Su realización, larga y difícil, será una contribución esencial a la búsqueda de un mundo más vivible y más justo. La Comisión desea recalcarlo enfáticamente en un momento en que ciertas mentes se ven embargadas por la duda respecto a las posibilidades que ofrece la educación. Por supuesto, hay otros muchos problemas que resolver. De ellohablaremos más adelante. Pero este informe se redacta en un momento en que la humanidad duda entre acompañar una evolución que no se puede controlar o resignarse, ante tanta infelicidad causada por la guerra, la criminalidad y el subdesarrollo. Ofrezcámosle otrocamino.Todo convida entonces a revalorizar los aspectos éticos y culturalesde la educación, y para ello dar a cada uno los medios de comprenderal otro en su particularidad y comprender el mundo en su curso caóticohacia una cierta unidad. Pero hace falta además empezar porcomprenderse a sí mismo en esta suerte de viaje interior jalonado por elconocimiento, la meditación y el ejercicio de la autocrítica.Este mensaje debe guiar toda la reflexión sobre la educación,juntamente con la ampliación y la profundización de la cooperacióninternacional con que terminarán estas conclusiones.En esta perspectiva todo se ordena, ya se trate de las exigencias dela ciencia y la técnica, del conocimiento de sí mismo y de su medioambiente, o de la creación de capacidades que permitan a cada unoactuar como miembro de una familia, como ciudadano o comoproductor.Esto significa que la Comisión no subestima de ninguna manera lafunción central de la materia gris y de la innovación, el paso a unasociedad cognoscitiva, los procesos endógenos que permitenacumular los conocimientos, añadir nuevos descubrimientos,ponerlos en aplicación en los diferentes campos de actividadhumana, tanto la salud y el medio ambiente como la producción debienes y servicios. También conoce los límites, cuando no losfracasos, de los esfuerzos por transferir las tecnologías a los paísesmás desprovistos, precisamente a causa del carácter endógeno delos mecanismos de acumulación y de aplicación de losconocimientos. De ahí la necesidad, entre otras, de una iniciacióntemprana a la ciencia, a sus formas de aplicación, al difícil esfuerzopor dominar el progreso dentro del respeto de la persona humana ysu integridad. Aquí también debe estar presente la preocupaciónética.Esto también significa recordar que la Comisión es consciente delas misiones que debe cumplir la educación al servicio del desarrolloeconómico y social. Demasiado frecuentemente se responsabiliza deldesempleo al sistema de formación. La constatación es sóloparcialmente justa y, sobre todo, no debe ocultar las demás exigenciaspolíticas, económicas y sociales que hay que satisfacer para realizar elpleno empleo o permitir el despegue de las economías subdesarrolladas.Ahora bien, la Comisión piensa, volviendo al tema de la educación, queun sistema más flexible que permita la diversidad de estudios, pasarelasentre diversos campos de enseñanza o entre una experiencia profesionaly un regreso a la formación constituye una respuesta válida a lascuestiones planteadas por la inadecuación entre la oferta y la demandade trabajo. Un sistema así permitiría también reducir el fracaso escolar,causante de un tremendo despilfarro de recursos humanos que todo elmundo debe medir.Pero estas mejoras deseables y posibles no dispensarán de lanecesidad de innovación intelectual y de la aplicación de un modelo dedesarrollo sostenible de acuerdo con las características propias de cadapaís. Todos debemos convencernos de que con los progresos actualesy esperados de la ciencia y la técnica y la creciente importancia de locognoscitivo y lo inmaterial en la producción de bienes y servicios,conviene reconsiderar el lugar del trabajo y sus diferentes estatutosen la sociedad de mañana. La imaginación humana, precisamentepara crear esta sociedad, debe adelantarse a los progresostecnológicos si queremos evitar que se agraven el desempleo y laexclusión social o las desigualdades en el desarrollo.Por todas estas razones, nos parece que debe imponerse elconcepto de educación durante toda la vida con sus ventajas deflexibilidad, diversidad y accesibilidad en el tiempo y el espacio.Es la idea de educación permanente lo que ha de ser al mismotiempo reconsiderado y ampliado, porque además de las necesariasadaptaciones relacionadas con las mutaciones de la vida profesional,debe ser una estructuración continua de la persona humana, de suconocimiento y sus aptitudes, pero también de su facultad de juicio yacción. Debe permitirle tomar conciencia de sí misma y de su medioambiente e invitarla a desempeñar su función social en el trabajo y laciudad.Se ha podido evocar a este respecto la necesidad de dirigirse hacia«una sociedad educativa». Es verdad que toda la vida personal y socialpuede ser objeto de aprendizaje y de acción. Grande es entonces latentación de privilegiar este aspecto de las cosas para recalcar elpotencial educativo de los medios modernos de comunicación o de lavida profesional, o de las actividades culturales y de esparcimiento,hasta el punto de olvidar por eso algunas verdades esenciales. Porque,si bien hay que aprovechar todas estas posibilidades de aprender yperfeccionarse, no es menos cierto que para poder utilizar bien esepotencial la persona debe poseer todos los elementos de una educaciónbásica de calidad. Más aún, es deseable que la escuela le inculque másel gusto y el placer de aprender, la capacidad de aprender a aprender, lacuriosidad del intelecto. Imaginémonos incluso una sociedad en quecada uno sería alternativamente educador y educando.Para ello, nada puede reemplazar al sistema formal de educación enque cada uno se inicia en las materias del conocimiento en sus diversasformas. Nada puede sustituir a la relación de autoridad, pero tambiénde diálogo, entre el maestro y el alumno. Todos los grandespensadores clásicos que han estudiado el problema de la educación lohan dicho y lo han repetido. Es el maestro quien ha de transmitir alalumno lo que la humanidad ha aprendido sobre si misma y sobre lanaturaleza, todo lo que ha creado e inventado de esencial.Implantar la educación durante toda lavida en el seno de la sociedadLa educación durante toda la vida se presenta como una de lasllaves de acceso al siglo XXI. Esta noción va más allá de la distincióntradicional entre educación básica y educación permanente, yresponde al reto de un mundo que cambia rápidamente. Pero estaafirmación no es nueva, puesto que en anteriores informes sobreeducación ya se destacaba la necesidad de volver a la escuela parapoder afrontar las novedades que surgen en la vida privada y en lavida profesional. Esta necesidad persiste, incluso se ha acentuado, y laúnica forma de satisfacerla es que todos aprendamos a aprender.Pero además surge otra obligación que, tras el profundo cambio delos marcos tradicionales de la existencia, nos exige comprender mejoral otro, comprender mejor el mundo. Exigencias de entendimientomutuo, de diálogo pacífico y, por qué no, de armonía, aquello de locual, precisamente, más carece nuestra sociedad.Esta posición lleva a la Comisión a insistir especialmente en uno delos cuatro pilares presentados e ilustrados como las bases de laeducación. Se trata de aprender a vivir juntos conociendo mejor a losdemás, su historia, sus tradiciones y su espiritualidad y, a partir de ahí,crear un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectoscomunes o la solución inteligente y pacífica de los inevitablesconflictos, gracias justamente a esta comprensión de que las relacionesde interdependencia son cada vez mayores y a un análisis compartidode los riesgos y retos del futuro. Una utopía, pensarán, pero una utopíanecesaria, una utopía esencial para salir del peligroso cicloalimentado por el cinismo o la resignación.En efecto, la Comisión piensa en una educación que genere y seala base de este espíritu nuevo, lo que no quiere decir que hayadescuidado los otros tres pilares de la educación que, de algunaforma, proporcionan los elementos básicos para aprender a vivirjuntos.Lo primero, aprender a conocer. Pero, teniendo en cuenta losrápidos cambios derivados de los avances de la ciencia y lasnuevas formas de la actividad económica y social, convienecompaginar una cultura general suficientemente amplia con laposibilidad de estudiar a fondo un número reducido de materias.Esta cultura general sirve de pasaporte para una educaciónpermanente, en la medida en que supone un aliciente y sienta ademáslas bases para aprender durante toda la vida.También, aprender a hacer. Conviene no limitarse a conseguir elaprendizaje de un oficio y, en un sentido más amplio, adquirir unacompetencia que permita hacer frente a numerosas situaciones,algunas imprevisibles, y que facilite el trabajo en equipo, dimensióndemasiado olvidada en los métodos de enseñanza actuales. Ennumerosos casos esta competencia y estas calificaciones se hacen másaccesibles si alumnos y estudiantes cuentan con la posibilidad deevaluarse y de enriquecerse participando en actividades profesionales osociales de forma paralela a sus estudios, lo que justifica el lugar másrelevante que deberían ocupar las distintas posibilidades de alternanciaentre la escuela y el trabajo.Por último, y sobre todo, aprender a ser. Este era el tema dominantedel informe Edgar Faure publicado en 1972 bajo los auspicios de laUNESCO. Sus recomendaciones conservan una gran actualidad, puestoque el siglo XXI nos exigirá una mayor autonomía y capacidad de juiciojunto con el fortalecimiento de la responsabilidad personal en larealización del destino colectivo. Y también, por otra obligacióndestacada por este informe, no dejar sin explorar ninguno de lostalentos que, como tesoros, están enterrados en el fondo de cadapersona. Citemos, sin ser exhaustivos, la memoria, el raciocinio, laimaginación, las aptitudes físicas, el sentido de la estética, la facilidadpara comunicar con los demás, el carisma natural del dirigente, etc.Todo ello viene a confirmar la necesidad de comprenderse mejor auno mismo.La Comisión se ha hecho eco de otra utopía: la sociedadeducativa basada en la adquisición, la actualización y el uso de losconocimientos. Estas son las tres funciones que conviene poner derelieve en el proceso educativo. Mientras la sociedad de lainformación se desarrolla y multiplica las posibilidades de accesoa los datos y a los hechos, la educación debe permitir que todospuedan aprovechar esta información, recabarla, seleccionarla,ordenarla, manejarla y utilizarla.Por consiguiente, la educación tiene que adaptarse en todomomento a los cambios de la sociedad, sin dejar de transmitir por elloel saber adquirido, los principios y los frutos de la experiencia.Por último, ¿qué hacer para que, ante esta demanda cada vezmayor y más exigente, las políticas educativas alcancen el objetivo deuna enseñanza a la vez de calidad y equitativa? La Comisión se haplanteado estas cuestiones con respecto a los estudios universitarios,los métodos y los contenidos de la enseñanza como condicionesnecesarias para su eficacia.Reconsiderar y unir las distintas etapasde la educaciónAl centrar sus propuestas en torno al concepto de educación durantetoda la vida, la Comisión no ha querido decir con ello que este saltocualitativo dispensara de una reflexión sobre las distintas etapas de laenseñanza. Al contrario, se proponía confirmar ciertas grandesorientaciones definidas por la UNESCO, por ejemplo la importanciavital de la educación básica y, al mismo tiempo, dar pie a una revisiónde las funciones desempeñadas por la enseñanza secundaria, o inclusoresponder a los interrogantes que inevitablemente plantea la evoluciónde la enseñanza superior y, sobre todo, el fenómeno de lamasificación.La educación durante toda la vida permite, sencillamente, ordenarlas distintas etapas, preparar las transiciones, diversificar y valorizarlas trayectorias. De esta forma, saldríamos del terrible dilema que seplantea entre seleccionar, y con ello multiplicar el fracaso escolar ylos riesgos de exclusión, o igualar, pero en detrimento de lapromoción de personas con talento.Estas reflexiones no restan nada a lo que se definió tan biendurante la Conferencia de Jomtien en 1990 sobre la educaciónbásica y sobre las necesidades básicas de aprendizaje:«Estas necesidades abarcan tanto las herramientas esencialespara el aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresión oral,el cálculo, la solución de problemas) como los contenidos básicos delaprendizaje (conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes)necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollarplenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participarplenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de su vida, tomardecisiones fundamentadas y continuar aprendiendo».Esta enumeración puede parecer impresionante y, de hecho, lo es.Pero de eso no se ha de inferir que lleve a una acumulación excesivade programas. La relación entre profesor y alumno, el conocimiento delmedio en el que viven los niños, un buen uso de los modernos mediosde comunicación allá donde existen, todo ello puede contribuir aldesarrollo personal e intelectual del alumno. Aquí, los conocimientosbásicos, lectura, escritura y cálculo, tendrán su pleno significado. Lacombinación de la enseñanza tradicional con enfoques extraescolarestiene que permitir al niño acceder a las tres dimensiones de laeducación, es decir, la ética y cultural, la científica y tecnológica, y laeconómica y social.Dicho de otro modo, la educación es también una experienciasocial, en la que el niño va conociéndose, enriqueciendo sus relacionescon los demás, adquiriendo las bases de los conocimientos teóricos yprácticos. Esta experiencia debe iniciarse antes de la edad escolarobligatoria según diferentes formas en función de la situación, pero lasfamilias y las comunidades locales deben involucrarse.A esta altura hay que añadir dos observaciones, que sonimportantes en opinión de la Comisión.La educación básica tiene que llegar, en todo el mundo, a los 900millones de adultos analfabetos, a los 130 millones de niños sinescolarizar y a los más de 100 millones de niños que abandonan laescuela antes de tiempo. A ellos deben dirigirse de formaprioritaria las actividades de asistencia técnica y decoparticipación en el marco de la cooperación internacional.La educación básica es un problema que se plantea,lógicamente, en todos los países, incluidos los industrializados.Desde este nivel de la educación, los contenidos tienen que fomentarel deseo de aprender, el ansia y la alegría de conocer y, por lo tanto,el afán y las posibilidades de acceder más tarde a la educacióndurante toda la vida.Llegamos así a lo que representa una de las principales dificultadesde toda reforma, es decir, cuál es la política que se debe llevar a cabocon respecto a los jóvenes y adolescentes que acaban la enseñanzaprimaria, durante todo el periodo que transcurre hasta su entrada en lavida profesional o en la universidad. ¿Nos atreveríamos a decir queestos tipos de enseñanza llamada secundaria son, en cierto sentido, los«impopulares» de la reflexión sobre la educación? De hecho, son objetode innumerables críticas y generan buen número de frustraciones.Entre los factores que perturban se pueden citar las necesidades enaumento y cada vez más diversificadas de formación, que desembocanen un rápido crecimiento del número de alumnos y en unatascamiento de los programas. Aquí está el origen de los clásicosproblemas de masificación, que los países poco desarrollados tienengran dificultad en resolver tanto en el plano financiero como deorganización. También se puede citar la angustia del egreso o de lassalidas, angustia que aumenta la obsesión de acceder a la enseñanzasuperior, como si se estuviese jugando a todo o nada. El desempleogeneralizado que existe en muchos países no hace más que agravareste malestar. La Comisión destacó lo preocupante de una evoluciónque lleva, en medios rurales y urbanos, en países en vías dedesarrollo e industrializados, no sólo al desempleo sino también alsubempleo de los recursos humanos.En opinión de la Comisión, sólo se puede salvar esta dificultadmediante una diversificación muy amplia en la oferta detrayectorias. Esta orientación se corresponde con una de lasprincipales preocupaciones de la Comisión, que consiste en valorarlos talentos de todo tipo, de forma que se limite el fracaso escolary se evite el sentimiento de exclusión y de falta de futuro a ungrupo de adolescentes demasiado numeroso.Entre las distintas vías que se ofrecen deberían figurar las yatradicionales, más orientadas hacia la abstracción y laconceptualización, pero también las que, enriquecidas por unaalternancia entre la escuela y la vida profesional o social, permitensacar a la luz otro tipo de talentos y gustos. En cualquier caso habríaque tender puentes entre esas vías, de manera que se pudieran corregirlos errores de orientación que con harta frecuencia se cometen.Por lo demás, y en opinión de la Comisión, la perspectiva de poderregresar a un ciclo educativo o de formación modificaría el climageneral, al garantizar al adolescente que su suerte no está echadadefinitivamente entre los 14 y los 20 años.Desde este mismo punto de vista habrá que ver asimismo laenseñanza superior. Lo primero que hay que señalar es que, junto a launiversidad, existen en muchos países otro tipo de centros de enseñanzasuperior. Unos se dedican a seleccionar a los mejores, otros se hancreado para impartir una formación profesional muy concreta y decalidad durante ciclos de dos a cuatro años. Sin duda estadiversificación responde a las necesidades de la sociedad y la economía,expresadas a nivel nacional y regional.Respecto a la masificación que se observa en los países más ricos,no puede haber una solución política y socialmente aceptable en unaselección cada vez más severa. Uno de los principales defectos de estaorientación es que son muchos los jóvenes de ambos sexos que se venexcluidos de la enseñanza antes de haber conseguido una titulaciónreconocida y, por lo tanto, en una situación desesperante, puesto queno cuentan ni con la ventaja de una titulación ni con lacompensación de una formación adaptada a las necesidades delmercado de trabajo.Hace falta, por consiguiente, una gestión del desarrollo de losrecursos humanos, aunque tenga un alcance limitado, medianteuna reforma de la enseñanza secundaria que adopte las grandeslíneas propuestas por la Comisión.La universidad podría contribuir a esta reforma diversificandosu oferta:• como lugar de ciencia y fuente de conocimiento que llevan a lainvestigación teórica o aplicada, o a la formación de profesores;• como medio de adquirir calificaciones profesionales conforme aunos estudios universitarios y unos contenidos adaptadosconstantemente a las necesidades de la economía, en los que se aúnenlos conocimientos teóricos y prácticos a un alto nivel;• como plataforma privilegiada de la educación durante toda la vida,al abrir sus puertas a los adultos que quieran reanudar los estudios,adaptar y enriquecer sus conocimientos o satisfacer sus ansias deaprender en todos los ámbitos de la vida cultural;• como interlocutor privilegiado en una cooperación internacionalque permita el intercambio de profesores y estudiantes, y facilite ladifusión de la mejor enseñanza mediante cátedras internacionales.De esta forma la universidad superaría la oposición que enfrentaerróneamente la lógica de la administración pública y la del mercadode trabajo. Además encontraría de nuevo el sentido de su misiónintelectual y social en la sociedad, siendo en cierto modo una de lasinstituciones garantes de los valores universales y del patrimoniocultural. La Comisión cree que éstas son razones pertinentes paraabogar en favor de una mayor autonomía de las universidades.La Comisión, al formular estas propuestas, destaca que estaproblemática reviste una dimensión especial en las naciones pobres,donde las universidades deben desempeñar un papel determinante.Para examinar las dificultades que se les presentan en la actualidad,aprendiendo de su propio pasado, las universidades de los países endesarrollo tienen la obligación de realizar una investigación quepueda contribuir a resolver sus problemas más graves. Lescorresponde, además, proponer nuevos enfoques para el desarrolloque permitan a sus países construir un futuro mejor de formaefectiva. También es de su incumbencia formar, tanto en el ámbitoprofesional como en el técnico, a las futuras élites y los tituladosde grado superior y medio que sus países necesitan para lograrsalir de los ciclos de pobreza y subdesarrollo en los que seencuentran atrapados actualmente. Conviene, sobre todo, diseñarnuevos modelos de desarrollo en función de cada caso particular,para regiones como el Africa subsahariana, como ya se hizo para lospaíses del Asia Oriental.Aplicar con éxito las estrategiasde la reformaSin subestimar la gestión de las obligaciones a corto plazo ni descuidarla necesidad de adaptarse a los sistemas existentes, la Comisión deseahacer hincapié en la importancia de adoptar un enfoque a más largoplazo para llevar a cabo con éxito las indispensables reformas. Por esamisma razón, previene sobre el hecho de que demasiadas reformas enserie anulan el objetivo perseguido, ya que no dan al sistema el tiemponecesario para impregnarse del nuevo espíritu y lograr que todos losagentes de la reforma estén en condiciones de participar en ella.Además, como demuestran los fracasos anteriores, muchosreformadores adoptan un enfoque demasiado radical o excesivamenteteórico y no capitalizan las útiles enseñanzas que deja la experiencia orechazan el acervo positivo heredado del pasado. Ello perturba a losdocentes, los padres y los alumnos y, por consiguiente, condiciona sudisposición a aceptar y, ulteriormente, llevar a la práctica la reforma.Tres agentes principales coadyuvan al éxito de las reformaseducativas: en primer lugar, la comunidad local y, sobre todo, lospadres, los directores de los establecimientos de enseñanza y losdocentes; en segundo lugar, las autoridades públicas y, por último, lacomunidad internacional. En el pasado, la falta de un compromisofirme por parte de alguno de los protagonistas mencionados provocóno pocas exclusiones. Resulta evidente, además, que los intentos deimponer las reformas educativas desde arriba o desde el exteriorfueron un fracaso rotundo. Los países en los que este proceso se viocoronado por el éxito en mayor o menor grado son aquéllos quelograron una participación entusiasta de las comunidades locales,los padres y los docentes, sustentada por un diálogo permanentey por diversas formas de ayuda externa, tanto financiera comotécnica y profesional. En toda estrategia de aplicación satisfactoriade una reforma es clara la primacía de la comunidad local.La participación de la comunidad local en la evaluación de lasnecesidades, mediante un diálogo con las autoridades públicas y losgrupos interesados dentro de la sociedad, es una primera etapafundamental para ampliar el acceso a la educación y para mejorarla.La continuación de este diálogo a través de los medios decomunicación, en debates dentro de la comunidad y mediante laeducación y la formación de los padres, así como la capacitación delos docentes en el empleo, suele contribuir a una mayor toma deconciencia e incrementa el discernimiento y el desarrollo de lascapacidades endógenas en el nivel comunitario. Cuando lascomunidades asumen más responsabilidades en su propio desarrolloaprenden a valorar la función de la educación, concebida a la vez comoun medio para alcanzar determinados objetivos sociales y como unamejora deseable de la calidad de la vida.En ese sentido, la Comisión destaca la conveniencia de unadescentralización inteligente, que permita incrementar laresponsabilidad y la capacidad de innovación de cada establecimientoescolar.En todo caso, ninguna reforma dará resultados positivos sin laparticipación activa del cuerpo docente. Por esa razón, la Comisiónrecomienda que se preste una atención prioritaria a la situación social,cultural y material de los educadores.Se exige mucho al docente, incluso demasiado, cuando se esperaque colme las carencias de otras instituciones también responsablesde la enseñanza y la formación de los jóvenes. Mucho se le pide,mientras que el mundo exterior entra cada vez más en la escuela, enparticular a través de los nuevos medios de información ycomunicación. Así pues, el maestro se encuentra ante jóvenesmenos apoyados por las familias o los movimientos religiosos peromás informados. Por consiguiente, debe tener en cuenta ese nuevocontexto para hacerse escuchar y comprender por los jóvenes,para despertar en ellos el deseo de aprender y para hacerles verque la información no es conocimiento, que éste exige esfuerzo,atención, rigor y voluntad.Con o sin razón, el maestro tiene la impresión de estar solo, noúnicamente porque ejerce una actividad individual, sino debido a lasexpectativas que suscita la enseñanza y a las críticas, muchas vecesinjustas, de que es objeto. Ante todo, desea que se respete su dignidad.Por otra parte, la mayoría de los docentes pertenecen a organizacionessindicales a menudo poderosas y en las que existe —por qué negarlo—un espíritu corporativo de defensa de sus intereses. Sin embargo, esnecesario intensificar y dar una nueva perspectiva al diálogo entre lasociedad y los docentes, así como entre los poderes públicos y susorganizaciones sindicales.Debemos reconocer que no es fácil renovar la naturaleza de dichodiálogo, pero es indispensable para disipar el sentimiento de aislamientoy de frustración del docente, lograr la aceptación de los cuestionamientosactuales y hacer que todos contribuyan al éxito de lasindispensables reformas.En ese contexto, convendría añadir algunas recomendacionesrelativas al contenido de la formación de los docentes, a su pleno accesoa la formación permanente, a la revalorización de la condición de losmaestros responsables de la educación básica y a una presencia másactiva de los docentes en los medios sociales desasistidos y marginados,donde podrían contribuir a una mejor inserción de los adolescentes ylos jóvenes en la sociedad.Es éste también un alegato en favor de que se dote al sistema deenseñanza no sólo de maestros y profesores adecuadamente formados,sino también de los elementos necesarios para impartir unaenseñanza de calidad: libros, medios de comunicación modernos,entorno cultural y económico de la escuela, etc.Consciente de las realidades de la educación actual, la Comisiónhizo particular hincapié en la necesidad de disponer de medioscualitativos y cuantitativos de enseñanza, tradicionales (como loslibros) o nuevos (como las tecnologías de la información), queconviene utilizar con discernimiento y promoviendo laparticipación activa de los alumnos. Por su parte, los docentesdeberían trabajar en equipo, sobre todo en el nivel de enseñanzasecundaria, principalmente para contribuir a la indispensableflexibilidad de los programas de estudio. Ello evitará muchosfracasos, pondrá de manifiesto algunas cualidades naturales de losalumnos y, por consiguiente, facilitará una mejor orientación de losestudios y la trayectoria de cada uno, según el principio de unaeducación impartida a lo largo de toda la vida.Considerado desde este punto de vista, el mejoramiento del sistemaeducativo obliga al político a asumir plenamente su responsabilidad.En efecto, ya no puede comportarse como si el mercado fuera capaz decorregir por sí solo los defectos existentes o como si una especie deautorregulación bastara para hacerlo.La Comisión ha hecho tanto más hincapié en la permanencia de losvalores, las exigencias del futuro y los deberes del docente y la sociedadcuanto que cree en la importancia del responsable político. Unicamenteél, tomando en consideración todos los elementos, puede plantear losdebates de interés general que son vitales para la educación. Es que esteasunto nos interesa a todos, ya que en él se juega nuestro futuro y que,justamente, la educación puede contribuir a mejorar la suerte de todosy cada uno de nosotros.Y ello, inevitablemente, nos lleva a poner de relieve la función delas autoridades públicas, encargadas de plantear claramente lasopciones y, tras una amplia concertación con todos los interesados,definir una política pública que, sean cuales fueren las estructuras delsistema (públicas, privadas o mixtas), trace las orientaciones, sientelas bases y los ejes de aquél y establezca su regulación introduciendolas adaptaciones necesarias.Por supuesto, todas las decisiones adoptadas en ese contextotienen repercusiones financieras. La Comisión no subestima estefactor. Pero, sin adentrarse en la compleja diversidad de lossistemas, considera que la educación es un bien colectivo al quetodos deben poder acceder. Una vez admitido ese principio, esposible combinar fondos públicos y privados, según diversasfórmulas que tomen en consideración las tradiciones de cada país,su nivel de desarrollo, estilos de vida y distribución de ingresos.De todas maneras, en todas las decisiones que se adopten debepredominar el principio de la igualdad de oportunidades.Durante los debates mencioné una solución más radical. Habidacuenta de que poco a poco la educación permanente irá ganandoterreno, podría estudiarse la posibilidad de atribuir a cada joven queestá por comenzar su escolaridad un «crédito-tiempo», que le dieraderecho a cierto número de años de enseñanza. Su crédito seconsignaría en una cuenta en una institución que, de alguna forma,administraría un capital de tiempo elegido por cada uno con losrecursos financieros correspondientes. Cada persona podría disponer deese capital, según su experiencia escolar y su propia elección. Podríaconservar una parte del mismo para, una vez terminada su vida escolary siendo ya adulto, poder aprovechar las posibilidades de la formaciónpermanente. También podría aumentar su capital mediantecontribuciones financieras —una especie de ahorro previsional dedicadoa la educación— que se acreditarían en su cuenta del «banco del tiempoelegido». Tras un pormenorizado debate, la Comisión respaldó esta idea,no sin percatarse de sus posibles derivas, que podrían ir incluso endetrimento de la igualdad de oportunidades. Por esa razón, en lasituación actual, podría otorgarse a título experimental un créditotiempopara la educación al finalizar el periodo de escolarizaciónobligatoria, que permitiría al adolescente elegir la orientación quedesee sin hipotecar su futuro.Pero en resumidas cuentas, si tras la etapa fundamental queconstituyó la Conferencia de Jomtien sobre Educación para Todosfuera necesario definir una urgencia, deberíamos concentrarnos sinduda en la enseñanza secundaria. En efecto, entre el egreso del cicloprimario y la incorporación a la vida activa o el ingreso en laenseñanza superior, se decide el destino de millones de jóvenes,varones y niñas. Y es ése el punto flaco de nuestros sistemaseducativos, por un exceso de elitismo, porque no logran canalizarfenómenos de masificación o porque pecan de inercia y sonrefractarios a cualquier adaptación. Justamente cuando los jóvenesse enfrentan con los problemas de la adolescencia, cuando en ciertosentido se consideran maduros pero en realidad sufren de una faltade madurez y el futuro suscita en ellos más ansiedad quedespreocupación, lo importante es ofrecerles lugares de aprendizaje yde descubrimiento, darles los instrumentos necesarios para pensar ypreparar su porvenir, diversificar las trayectorias en función de suscapacidades, pero también asegurar que las perspectivas de futuro nose cierren y que siempre sea posible reparar los errores o corregir elrumbo.Comisión formuló las siguientes recomendaciones:• desarrollar una política extremadamente dinámica en favor de laeducación de las niñas y las mujeres, conforme a la Conferencia de Beijing (septiembre de 1995);• utilizar un porcentaje mínimo de la ayuda para el desarrollo(una cuarta parte del total) para financiar la educación; este cambio en favor de la educación debería también producirse en el nivel de las instituciones financieras internacionales y, e primer lugar, en el Banco Mundial, que desempeña ya una función importante;• desarrollar mecanismos de «trueque de deuda por educación»(debt-for-education swaps) con objeto de compensar los efectos negativos que tienen las políticas de ajuste y la reducción de los déficit internos y externos sobre los gastos públicos de educación;• difundir las nuevas tecnologías llamadas de la sociedad de la información en favor de todos los países, a fin de evitar una agudización aún mayor de las diferencias entre países ricos y pobres;• movilizar el enorme potencial que ofrecen las organizaciones no gubernamentales y, por consiguiente, las iniciativas de base, que podrían prestar un valioso apoyo a las actividades de cooperación internacional. Estas propuestas deberían desarrollarse en un marco asociativo y no de asistencia. Es la experiencia la que, después de tantos fracasos y derroches, nos induce a ello. La mundialización nos lo impone. Podemos citar algunos ejemplos alentadores, como el éxito de las actividades de cooperación e intercambio realizadas en el plano regional. Es el caso, en particular, de la Unión Europea. El principio de asociación encuentra también su justificación en elhecho de que puede llevar a una interacción positiva para todos. Enefecto, si los países industrializados pueden ayudar a las naciones endesarrollo compartiendo con ellas sus experiencias positivas, sustecnologías y sus medios financieros y materiales, a su vez puedenaprender de esos países modos de transmisión del patrimonio cultural,itinerarios de socialización de los niños y, más esencialmente, formasculturales e idiosincrasias diferentes.La Comisión desea que los Estados Miembros de la UNESCO dotena la Organización de los recursos necesarios para animar el espírituy las actividades de asociación propuestas en el marco de lasorientaciones que somete a la Conferencia General de la UNESCO.La Organización lo hará difundiendo las innovaciones exitosas ycontribuyendo al establecimiento de redes sustentadas eniniciativas de las ONG, con miras a desarrollar una enseñanza decalidad (Cátedras UNESCO) o a fomentar las asociaciones en elámbito de la investigación.Por nuestra parte, asignamos también a la UNESCO unaimportancia fundamental en el desarrollo adecuado de las nuevastecnologías de la información al servicio de una educación decalidad.Fundamentalmente la UNESCO contribuirá a la paz y al entendimientomutuo entre los seres humanos al valorizar la educación comoespíritu de concordia, signo de una voluntad de cohabitar, comomilitantes de nuestra aldea planetaria, que debemos concebir yorganizar en beneficio de las generaciones futuras. En ese sentido, laOrganización contribuirá a una cultura de paz.Para titular su informe, la Comisión recurrió a una de las fábulas deJean de La Fontaine,«El labrador y sus hijos»:«Guardaos (dijo el labrador) de vender el patrimonio,Dejado por nuestros padres,Veréis que esconde un tesoro.»La educación es todo lo que la Humanidad ha aprendido sobre símisma. Imitando al poeta, que elogiaba la virtud del trabajo, podríamosdecir:«Pero el padre fue sabioAl mostrarles, antes de morir,Que la educación encierra un tesoro.»ANALISIS1) "La persona debe poseer todos los elementos de una educación básica de calidad. Mas aun, es deseable que la escuela le inculque mas el gusto y el placer de aprender, la capacidad de aprender a aprender, la curiosidad del intelecto. Imaginémonos incluso una sociedad en que cada uno seria alternativamente educador y educando" ...Quiere decir que toda persona tiene las herramientas necesarias para poder ser un profesor y a la vez un alumno.2)“no dejar sin explorar ninguno de nuestros talentos…en el fondo de cada persona”.quiere decir que cada ser humano tiene talentos en los cuales debemos utilizar para nuestro beneficio estudiantil.3) "La participación de la comunidad local en la evaluación de las necesidades, mediante un dialogo con las autoridades publicas y los grupos interesados dentro de la sociedad, es una primera etapa fundamental para ampliar el acceso a la educación y para mejorarla".esto quiere decir que la sociedad debe estar pendientes del dialogo de las personas que estan en cargos publicos para asi mejorar el acceso a la educacion.4)“se exige mucho al docente, incluso demasiado, cuando se espera…de la enseñanza y la formación de los jóvenes”.esto quiere decir que la sociedad esta constantemente evaluando a los profesores y exigen demasiado a estos.